sábado, 10 de enero de 2015

Violencia Obstétrica

Recientemente he tenido el honor de impartir una charla en la librería La Vorágine de Santander y, aunque es un tema que se trata muy habitualmente en reuniones con madres y con comadres, mientras preparaba la charla se fue generando en mi una indignación muy potente que me hace querer gritar a los cuatro vientos lo evidente que es lo que la sociedad ha hecho con las mujeres a lo largo de los siglos, y lo importante que es que recuperemos el poder sexual femenino y volvamos la mirada hacia dentro y hacia nuestros bebes, porque de fuera no va a venir el cambio.

Para preparar la charla retomé los libros de mi admirada Casilda Rodrigáñez y he descubierto a Silvia Federici. Además he utilizado estudios sobre violencia y feminismo redactados en varias universidades americanas muy interesantes. Solamente preparar la charla ha supuesto ya un viaje interesantísimo y revulsivo, como podréis imaginar.

¿Pero qué es la violencia obstetrica en realidad? En el debate posterior a mi charla hubo una mujer que me pedía que incluyera en la definición la violencia que una mujer recibe en la visita al ginecólogo normal, sin estar embarazada, de parto o en postparto. Que cuando una niña de 15 años acude a su primera revisión puede recibir violencia obstétrica. Bueno, podemos ampliar la definición, sin duda, a todos los ámbitos de la vida sexual de la mujer, pero actualmente la definición habla de la violencia ejercida por personal sanitario hacia una mujer embarazada, de parto, en postparto, lactancia, en periodo de preconcepción y no incluye aún el resto. Pero la reflexión puede ir más allá. ¿Una niña de 15 años o una mujer sana deben ir al ginecólogo a hacerse una revisión? En mi opinión, NO. Y tuve la gran suerte de que entre el público de mi charla había una conocida ginecóloga de Cantabria, que dijo exactamente eso mismo. Que al ginecólogo solo tenemos que acudir cuando hay un problema médico, no a hacer revisiones de rutina. Y es que el habernos creído que necesitamos esas revisiones sí debería ser considerado como violencia. Que miremos a nuestros cuerpos como potenciales enemigos, como centros de problemas y enfermedades, que tengamos tanto miedo a nuestra propia sexualidad que nos pongamos en manos de extraños para que nos tranquilicen...eso es violencia.
 Nos hacen vernos y sentirnos como enfermas desde nuestra primera menstruación, y no hablemos ya de cuando estamos embarazadas, o intentando quedarnos embarazadas, o de parto, postparto, menopausia... Delegar cada momento de nuestra vida sexual a médicos preparados para tratar enfermedades y problemas es VIOLENCIA. 

                                    
     

Tenemos la obligación de retomar el control sobre nuestra sexualidad, de conocer nuestros cuerpos, de transmitir ese conocimiento a nuestras hijas y empezar a sentirnos como mujeres completas, conscientes de nuestra sexualidad, de nuestros úteros, del poder de nuestra líbido y de nuestro sexo.
Cuando demos este paso habremos comenzado a terminar con la violencia obstétrica, porque cuando  una mujer es conocedora de su sexualidad y de sus procesos no delega tan fácilmente el desarrollo de esos procesos. No permite que la traten como un objeto ni se deja manipular por el miedo.

Os invito a comenzar este viaje de autoconocimiento, ¿os apuntáis?

                          

2 comentarios:

  1. Sugieres no realizar el cribado de cáncer e cervix?

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  2. Hola Elena, no, no sugiero lo que dices en absoluto. Lo que planteo es que una mujer, una persona, sana no tiene porque acudir al médico para nada, es mi opinión claro, y reflejo las palabras de una ginecóloga. ¿Tu que sugieres?

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