viernes, 16 de enero de 2015

La importancia de los primeros momentos

Cuando nace nuestro bebé y hemos decidido dar pecho una mamá se siente emocionada, feliz, pero también cansada, un poco asustada y sin saber muy bien qué hacer y cómo hacerlo. En el ambiente hospitalario puede encontrar asesoría entre las enfermeras y pediatras bien formadas, aunque también puede encontrar mucha desinformación y confusión entre los mensajes que reciba, contradictorios y que generen desconfianza en la propia madre y su instinto y capacidad. Si sabemos que entre el personal hay IBCLC (asesoras de lactancia tituladas) o asesoras de lactancia, es recomendable que la madre recurra a ellas. Sino, puede ser buena idea contar con una asesora externa al hospital o una doula.

Los primero momentos con el bebé son muy importantes por muchos motivos: por el vínculo que se genera ahí, por el piel con piel, por el coctel hormonal que una mujer libera en ese momento, por el que libera el bebé...ya también, por supuesto por la lactancia materna. 

Cuando una mamá toma a su bebé en brazos por vez primera, lo huele, lo siente, lo mira, lo oye, y libera una gran cantidad de hormonas, entre ellas oxitocina y prolactina. La mamá ya no querrá separarse de su bebé ni un momento. Tendrá a su bebé sobre su pecho desnudo y si espera con su bebé sobre ella, puede que viva una experiencia maravillosa, que no siempre se da, es cierto, pero que si dejamos tiempo y espacio, sucedería muchas más veces de las que pensamos. ¡El agarre espontáneo!

        
                        Imagen tomada de la web de la liga de la leche (www.Illa.org)

Si el bebé se agarra espontáneamente la lactancia será mucho más fácil desde el principio (en la mayor parte de los casos) y además será una experiencia preciosa para mamá y bebé. Si aún así el agarre no fuera correcto es importante que la mamá se lo tome con calma y parctique hasta que consiga un agarre sin dolor y placentero, y la forma de conseguirlo es la que podemos ver en este cuadro:
     

Con paciencia y amor la mamá y el bebé disfrutaran de una lactancia duradera y maravillosa que les beneficiará mucho a ambos. 

Aunque lo más beneficioso para ambos será sin duda, y en cuanto la mamá se sienta con ganas, acudir a un grupo de apoyo a la lactancia, donde otras madres amamanten a sus hijos y compartan sus experiencias con ella, asesoradas por otras mujeres con experiencia y empatía. Vamos, la búsqueda de la tribu y el círculo de mujeres, ancestral y tan importante para criar a nuestros hijos.

sábado, 10 de enero de 2015

Violencia Obstétrica

Recientemente he tenido el honor de impartir una charla en la librería La Vorágine de Santander y, aunque es un tema que se trata muy habitualmente en reuniones con madres y con comadres, mientras preparaba la charla se fue generando en mi una indignación muy potente que me hace querer gritar a los cuatro vientos lo evidente que es lo que la sociedad ha hecho con las mujeres a lo largo de los siglos, y lo importante que es que recuperemos el poder sexual femenino y volvamos la mirada hacia dentro y hacia nuestros bebes, porque de fuera no va a venir el cambio.

Para preparar la charla retomé los libros de mi admirada Casilda Rodrigáñez y he descubierto a Silvia Federici. Además he utilizado estudios sobre violencia y feminismo redactados en varias universidades americanas muy interesantes. Solamente preparar la charla ha supuesto ya un viaje interesantísimo y revulsivo, como podréis imaginar.

¿Pero qué es la violencia obstetrica en realidad? En el debate posterior a mi charla hubo una mujer que me pedía que incluyera en la definición la violencia que una mujer recibe en la visita al ginecólogo normal, sin estar embarazada, de parto o en postparto. Que cuando una niña de 15 años acude a su primera revisión puede recibir violencia obstétrica. Bueno, podemos ampliar la definición, sin duda, a todos los ámbitos de la vida sexual de la mujer, pero actualmente la definición habla de la violencia ejercida por personal sanitario hacia una mujer embarazada, de parto, en postparto, lactancia, en periodo de preconcepción y no incluye aún el resto. Pero la reflexión puede ir más allá. ¿Una niña de 15 años o una mujer sana deben ir al ginecólogo a hacerse una revisión? En mi opinión, NO. Y tuve la gran suerte de que entre el público de mi charla había una conocida ginecóloga de Cantabria, que dijo exactamente eso mismo. Que al ginecólogo solo tenemos que acudir cuando hay un problema médico, no a hacer revisiones de rutina. Y es que el habernos creído que necesitamos esas revisiones sí debería ser considerado como violencia. Que miremos a nuestros cuerpos como potenciales enemigos, como centros de problemas y enfermedades, que tengamos tanto miedo a nuestra propia sexualidad que nos pongamos en manos de extraños para que nos tranquilicen...eso es violencia.
 Nos hacen vernos y sentirnos como enfermas desde nuestra primera menstruación, y no hablemos ya de cuando estamos embarazadas, o intentando quedarnos embarazadas, o de parto, postparto, menopausia... Delegar cada momento de nuestra vida sexual a médicos preparados para tratar enfermedades y problemas es VIOLENCIA. 

                                    
     

Tenemos la obligación de retomar el control sobre nuestra sexualidad, de conocer nuestros cuerpos, de transmitir ese conocimiento a nuestras hijas y empezar a sentirnos como mujeres completas, conscientes de nuestra sexualidad, de nuestros úteros, del poder de nuestra líbido y de nuestro sexo.
Cuando demos este paso habremos comenzado a terminar con la violencia obstétrica, porque cuando  una mujer es conocedora de su sexualidad y de sus procesos no delega tan fácilmente el desarrollo de esos procesos. No permite que la traten como un objeto ni se deja manipular por el miedo.

Os invito a comenzar este viaje de autoconocimiento, ¿os apuntáis?